Comprendiendo la ansiedad: Función, causas y estrategias para su gestión

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La ansiedad es una emoción humana universal. Todos la hemos experimentado en distintos momentos de nuestra vida: antes de un examen, en una entrevista de trabajo o al enfrentar una situación nueva. Aunque muchas veces la percibimos como algo negativo, la ansiedad cumple una función importante en nuestro bienestar y adaptación.

La función de la ansiedad

La ansiedad actúa como un sistema de alarma natural. Nos prepara para responder ante posibles amenazas o desafíos, activando recursos físicos y mentales para mantenernos a salvo. En pequeñas dosis, puede mejorar nuestro rendimiento, mantenernos alerta y motivarnos a prepararnos mejor.

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El problema surge cuando esta respuesta se activa con demasiada frecuencia, intensidad o en situaciones que no representan un peligro real. En esos casos, la ansiedad deja de ser adaptativa y puede interferir con la vida cotidiana.

Causas de la ansiedad

La ansiedad puede tener múltiples orígenes, y a menudo se da por una combinación de factores:

  • Biológicos: predisposición genética, funcionamiento de neurotransmisores.
  • Psicológicos: estilos de pensamiento, experiencias previas, creencias sobre uno mismo y el mundo.
  • Ambientales: estrés laboral, escolar o familiar, cambios vitales significativos, situaciones de incertidumbre.

Reconocer que la ansiedad tiene causas multifactoriales ayuda a comprender que no es una “debilidad personal”, sino una respuesta compleja en la que intervienen distintos aspectos de nuestra vida.

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Estrategias para gestionar la ansiedad

Aunque cada persona puede experimentar la ansiedad de forma distinta, existen herramientas útiles que pueden ayudar a manejarla:

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  1. Respiración consciente y relajación: técnicas como la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva ayudan a calmar la activación fisiológica.
  2. Identificación y reestructuración de pensamientos: cuestionar ideas catastróficas o automáticas, y reemplazarlas por interpretaciones más realistas y constructivas.
  3. Rutinas de autocuidado: mantener una alimentación equilibrada, buen descanso, actividad física regular y tiempo de ocio.
  4. Mindfulness y meditación: entrenar la atención plena puede reducir la rumiación y el malestar asociado a la ansiedad.
  5. Apoyo social: hablar con personas de confianza y compartir experiencias disminuye la sensación de aislamiento.
  6. Acompañamiento profesional: la terapia psicológica es una herramienta eficaz para aprender a gestionar la ansiedad de manera saludable.

Reflexión final

La ansiedad no siempre es un enemigo: es una señal de nuestro cuerpo y mente de que algo nos importa o nos preocupa. Comprender su función, aceptar su existencia y aprender a gestionarla nos permite recuperar el equilibrio y vivir con mayor bienestar. Buscar apoyo cuando la ansiedad interfiere en la vida diaria es un acto de valentía y cuidado personal.


About the Expert

Alison Moreno es una psicóloga general sanitaria con enfoque humanista y existencial. Especializada en terapia cognitivo-conductual para trastornos como ansiedad, depresión y trastornos alimentarios. Ofrece un espacio seguro y sin juicios para el crecimiento personal.
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