Muchas personas, incluso las más exitosas, experimentan una sensación persistente de no merecer sus logros. Aunque tienen pruebas objetivas de competencia, sienten que han engañado al mundo y que pronto serán “descubiertas”. Este fenómeno se conoce como síndrome de la impostora.
Aunque no está incluido como trastorno clínico en el DSM-5 ni en la CIE-11, tiene efectos emocionales y funcionales significativos. Por eso, es fundamental que psicólogos, educadores y organizaciones lo comprendan y lo atiendan.
¿Qué es el síndrome de la impostora?
El concepto fue introducido en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, al observar que muchas mujeres altamente capacitadas no podían internalizar su éxito y vivían con un miedo constante a ser descubiertas como “fraudes”.
Este síndrome se manifiesta como:
- Atribución del éxito a la suerte o factores externos.
- Dificultad para aceptar elogios.
- Autocrítica excesiva.
- Miedo a no estar a la altura de las expectativas.
- Perfeccionismo y autoexigencia paralizantes.
¿Qué tan frecuente es? Datos por género
El síndrome de la impostora afecta a ambos géneros, pero con diferencias claras en su prevalencia y manifestación:
- En un estudio con residentes quirúrgicos en EE. UU., el 97% de las mujeres reportaron síntomas, en comparación con el 86% de los hombres. La diferencia fue estadísticamente significativa, incluso ajustando por ansiedad, especialidad o situación personal (Narayanamoorthy et al., 2023).
- En una muestra de estudiantes de medicina en Eslovenia, las mujeres obtuvieron puntajes promedio más altos (66.0) que los hombres (58.8) en la Clance Impostor Phenomenon Scale, confirmando una prevalencia más alta en mujeres (Klen et al., 2023).
- Un metaanálisis de más de 14,000 participantes reportó una prevalencia global del síndrome entre el 9% y el 82%, dependiendo del entorno y la herramienta utilizada, con mayor frecuencia en mujeres y en personas de grupos minoritarios (Bravata et al., 2019).
¿Por qué es más común en mujeres?
Hay factores tanto socioculturales como psicológicos:
- Socialización de género: Desde la infancia, muchas mujeres aprenden a complacer, a ser modestas y a evitar errores. Esto debilita la autoconfianza.
- Falta de modelos de rol femeninos: En muchos campos profesionales, las mujeres aún están subrepresentadas en posiciones de liderazgo, lo que refuerza la idea de no pertenecer.
- Estándares dobles: Se espera que las mujeres sean competentes, pero no demasiado asertivas. Esta ambivalencia genera una presión constante por “demostrar valía”.
- Estilos de crianza: La crianza crítica o sobreprotectora puede sembrar dudas internas duraderas, especialmente en niñas que sienten que deben demostrar constantemente su valor (Araújo et al., 2024).
¿Por qué es relevante para los psicólogos?
Aunque no sea un diagnóstico oficial, el síndrome de la impostora:
- Aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y burnout.
- Afecta el desempeño académico y profesional.
- Inhibe la toma de decisiones, la autoafirmación y el liderazgo.
- Actúa como un obstáculo silencioso en terapia, especialmente en mujeres que dudan de su derecho a pedir ayuda o a sentirse competentes.
Estrategias desde la psicología y la neuroeducación
- Psicoeducación: Nombrar el fenómeno reduce la carga emocional y activa la autorregulación cerebral (corteza prefrontal).
- Reestructuración cognitiva: Cuestionar pensamientos como “no soy suficiente” o “fue solo suerte” es clave en terapia.
- Registro de logros y retroalimentación positiva: Reforzar evidencia interna de capacidad fortalece la autoestima.
- Red de apoyo y mentoría: Hablarlo con otras personas reduce el aislamiento y normaliza la experiencia.
El síndrome de la impostora no necesita figurar en un manual diagnóstico para ser profundamente real. Afecta a mujeres de todos los sectores, especialmente aquellas que han roto barreras. Su abordaje debe ser parte de toda estrategia de salud mental, bienestar organizacional y equidad de género.
Reconocerlo es el primer paso para superarlo. Porque el éxito no debería vivirse con culpa, sino con conciencia, gratitud y confianza.
Referencias
Araújo, A. V. de, Fonseca, A. C. S., Garcia, I. K. da S., Amaro, B. O., & Guimarães, W. da S. (2024). Imposter Syndrome in Undergraduate Medical Students. III Seven International Medical and Nursing Congress.
Bravata, D. M., Watts, S. A., Keefer, A. L., Madhusudhan, D. K., Taylor, K. T., Clark, D. M., Nelson, R. S., Cokley, K. O., & Hagg, H. K. (2019). Prevalence, Predictors, and Treatment of Impostor Syndrome: A Systematic Review. Journal of General Internal Medicine, 35, 1252–1275.
Klen, K. K., Opara, M., Škrinjar, D., Žnidarič, M., & Kozinc, Ž. (2023). The Prevalence of Impostor Phenomenon in Medical Students in Slovenia. Teaching and Learning in Medicine, 1–10.
Narayanamoorthy, S., McLaren, R., Pendam, R., & Minkoff, H. (2023). Are Women Residents of Surgical Specialties at a Higher Risk of Developing Imposter Syndrome? American Journal of Surgery.
Foto por Dharshatharan Jayatharan Aronan en Unsplash