Introducción
En un mundo cada vez más digital, la interacción de las pantallas se ha convertido en un aspecto integral de nuestra vida cotidiana. Desde smartphones hasta tabletas y televisores, la exposición continua a las pantallas puede influir significativamente en nuestra salud mental, especialmente en niños y adolescentes que son especialmente vulnerables a los trastornos del comportamiento y ansiedad, pero realmente nadie que se exponga o expongamos a ellas se puede librar, y lo peor, las alteraciones van más allá de las meras afectaciones del comportamiento.
Comprendiendo la ansiedad
Pero, tras las pantallas, se esconde para todos nosotros, sin importar la edad, un enemigo silencioso, la luz azul. En estudios en ratones de 5 semanas de edad que fueron expuestos a esta luz por un periodo de tiempo determinado, les practicaron posteriormente pruebas de comportamiento social, resonancia magnética funcional y análisis histopatológicos. Los resultados demostraron que para éstos ratones aumentó la ansiedad espacial, se alteró la conectividad cerebral en el hipocampo el tálamo y en el cuerpo estriado, y se redujo el tamaño de los oligodendrocitos retinianos junto con un aumento en la expresión de la proteína circadiana del Período 2.
Para efectos prácticos la ansiedad es una respuesta normal al estrés, cuando el estrés es porque hay un tigre persiguiéndote, o te acechan depredadores de otra índole, pero en el mundo actual y nuestra compulsiva manera de vivir, el estrés además de ser permanente, no por el tigre, sino por tantas cosas como la velocidad a la que vivimos, el no reconocer lo que nuestro cuerpo manifiesta, el inadecuado patrón de alimentación, las relaciones interpersonales difíciles, entre otras, encienden el botón de "pánico" de forma permanente, teniendo entonces preocupaciones constantes, inquietud, fatiga, dificultad para la concentración, traduciendo esto en una vivencia permanentemente abrumadora, haciéndonos disociar la realidad y tener síntomas de despersonalización. Entender los múltiples factores que contribuyen a la ansiedad es esencial para abordar el problema de manera efectiva.
La influencia de las pantallas
La exposición excesiva a las pantallas ha sido relacionada con un aumento en los niveles de ansiedad, especialmente en jóvenes. La naturaleza adictiva de los dispositivos digitales, junto con el acceso constante a la información ( o desinformación) y las redes sociales, puede provocar una disminución en la calidad de las relaciones interpersonales y un aumento en la sensación de aislamiento, pero no solo esto, la luz azul rebasa los límites fisiológicos alterando nuestro comportamiento sin importar el contenido al que estemos expuestos, altera las células de la retina, especialmente de la mácula, da una señal a la melatonina indicando que esta de día (así este de noche) e influye en mayor secreción de cortisol generando una cascada de acontecimientos nada gratos para nuestro organismo
Efectos psicológicos de la tecnología
Los estudios han mostrado que el uso excesivo de pantallas puede alterar el funcionamiento cerebral, afectando áreas relacionadas con el autocontrol y la regulación emocional. Esto puede manifestarse en comportamientos impulsivos o conflictos interpersonales, exacerbando así los trastornos de ansiedad.
Estableciendo límites con la tecnología
Es crucial establecer límites en el uso de la tecnología para mitigar sus efectos negativos. Esto incluye fijar horarios específicos para el uso de dispositivos y asegurarse de que las interacciones en línea no reemplacen las relaciones cara a cara. La educación sobre el uso responsable de la tecnología también es vital.
Motivación y conexión social
Fomentar actividades que promuevan la conexión social, como deportes, clubes o incluso reuniones familiares sin dispositivos, puede disminuir los niveles de ansiedad. La creación de un ambiente en el que se valore la comunicación directa ayudará a restablecer la normalidad en las relaciones interpersonales.
Estrategias Terapéuticas
La intervención en casos de trastornos del comportamiento y ansiedad relacionados con la tecnología debe ser multifacética. Las técnicas de respiración, la terapia cognitivo-conductual y el fomento de hobbies no digitales son algunas de las estrategias que pueden ser efectivas. Personalizar un enfoque terapéutico es vital para el éxito del tratamiento.
El papel de las familias y educadores
Las madres, los padres y educadores juegan un papel fundamental en guiar a los jóvenes hacia un uso más saludable de la tecnología. Proporcionar un entorno de apoyo y educación acerca de los riesgos asociados al uso excesivo de pantallas es esencial para prevenir problemas de comportamiento relacionados con la ansiedad.
Conclusiones
La interacción de las pantallas influye en la salud mental de una manera compleja. La clave está en equilibrar el uso de la tecnología con interacciones humanas significativas y el desarrollo de habilidades emocionales. Esto no solo reducirá la ansiedad sino que también mejorará el bienestar general de los individuos.
Foto por Sebastian Romero en Unsplash